¿Qué puede curar la homeopatía ?



¿Qué “enfermedades” puede curar la homeopatía ?.
Valga reiterar una aclaración : la homeopatía es útil en todas las personas, tengan la enfermedad que tengan, física o mental, ya que no existen “enfermedades aisladas” , existen personas enfermas. Todos los enfermos, o si se quiere verlo así, “toda patología” que presente un individuo puede beneficiarse con la homeopatía.
La curación de enfermedades físicas o mentales dependerá del encuentro  del simillimum del paciente en cada caso particular, y de la respuesta  que éste despierte en la fuerza natural de curación así estimulada.
Cuanto más avanzada la enfermedad, probablemente mas tiempo requerirá para curarse, más esfuerzo necesitará el organismo para recuperar tejidos y funciones perdidas.
Se oye frecuentemente decir que la homeopatía es “lenta”.
Cuadros agudos diversos pueden resolverse en  “horas”, cuando con tratamientos convencionales pueden requerir  de días a semanas.
Respecto a cuadros crónicos de años de evolución, con largos tratamientos en los que la medicación alopática sólo logró paliar o aliviar  relativamente los síntomas pero “en ningún momento curar”, la homeopatía puede muchas veces en un tiempo acorde a  la evolución transcurrida de la enfermedad,  llegar a curar  el padecimiento del paciente.
Es importante entonces dejar claro qué se entiende por “lentitud”.

Por ejemplo, un paciente con un diagnóstico presuntivo de apendicitis, amerita en la expectación preoperatoria que habitualmente se realiza antes de la cirugía, tratar  homeopáticamente el cuadro, lo cual si logra corregir el desequilibrio de la energía vital que generó los síntomas, curará al paciente y no requerirá ser operado.
No obstante, si no se logra encontrar el simillimum en ese caso hay que operar y sacar el apéndice. Esto salvará la vida del paciente. Para el criterio alopático “está curado”,  para la homeopatía, se salvó la vida pero el paciente sigue tan enfermo como antes aunque sin su apéndice. El desequilibrio de la energía vital que generó la apendicitis sigue presente aunque el síntoma haya sido eliminado quirúrgicamente. Ahora hay que tratar el desorden energético que llevó a ese paciente a presentar la  apendicitis.
De lo contrario este paciente mas tarde o temprano volverá a expresar su desorden en nuevas manifestaciones de enfermedad.
La homeopatía demuestra de este modo,  ser verdaderamente  una   medicina preventiva por excelencia.
Si la fuerza vital está en equilibrio el paciente no se va a enfermar, porque no va a estar susceptible.
La susceptibilidad es una característica interna e individual que predispone a contraer una enfermedad, ya sea una virosis epidémica o un cáncer.

Por tal motivo, para la homeopatía la mejor “vacuna” es el simillimum del paciente, que lo mantendrá verdaderamente sano y alejado de la susceptibilidad a enfermar, ya que, cualquiera sea la enfermedad de que se trate surge cuando la energía vital está desequilibrada y por tanto, el individuo susceptible a contraerla y enfermarse.

A pesar de lo señalado, para dejar lo más en claro posible el tema, reformularé algunas  preguntas :
 ¿La homeopatía cura todo tipo de trastorno psiquiátrico, aún los cuadros mas graves como las psicosis crónicas ?
Dependerá de cada situación particular. Por ejemplo la esquizofrenia, como toda enfermedad crónica, en realidad “no surge de la nada”. Asienta sobre un terreno con un profundo desequilibrio de la energía vital que le dio origen, a pesar de que quizás no era aparentemente muy manifiesto.
Por lo tanto como sucede con muchas enfermedades crónicas severas, en el que el desequilibrio está fuertemente arraigado e internalizado, en este caso llegando hasta lo mas central y sutil, la mente, no debe aventurarse un pronóstico general. Dependerá como en todos los casos, de cada paciente, del tiempo que lleve su enfermedad, y fundamentalmente de encontrar su simillimum.
¿Cura el cáncer o el sida u otras enfermedades graves ?
Aquí nuevamente. Dependerá de cada persona. De encontrar su simillimum y de que su fuerza vital  se encuentre aún con capacidad para restituir el desorden y daño orgánico generado.