Homeopatía y psiquiatría, un comentario mas



La rama farmacológica de la medicina alopática volcada a la psiquiatría no deja de sumar
a la misma concepción  que mueve al resto de esta medicina en otras áreas; en este caso, la enfermedad está centrada en la química cerebral y apunta específicamente a ese “órgano blanco”.
Sólo para recordar lo ya señalado:
Para la homeopatía, no se duda que exista una alteración neurobiológica que esté en juego en la manifestación de cierto desorden mental. Sucede que, estas alteraciones neurobiológicas, no son el origen del problema, son la consecuencia en una cadena  cuya alteración inicial se encuentra en la pérdida de la capacidad de regular un  fino equilibrio  autogenerado por el propio organismo. El desequilibrio de la energía vital. Es allí a donde apunta la homeopatía. A recuperar ese equilibrio regulado por la Vix medicatrix naturae de Hipócrates.
Como médico y psiquiatra,  egresado de la Facultad de Medicina recibí  junto con la clínica, criterios diagnósticos y aportes psicopatológicos de diversas vertientes, la formación en el manejo del tratamiento centrado en la farmacoterapia alopática.
La homeopatía es una medicina aquí excluida de los ámbitos oficiales de formación médica, y por lo tanto tampoco se la menciona en la  específicamente psiquiátrica.
Como  dato anecdótico, antecedente y recuerdo  perdido en el tiempo,  valga mencionar que  la homeopatía fue  ejercida por  algunos médicos  en el Hospital psiquiátrico Vilardebó en  los finales del siglo pasado, como lo recoge  la jugosa recopilación histórica del  Dr. Augusto Turenne.*
Como ya se ha remarcado, (posiblemente hasta aburrir), lo psíquico tiene una importancia jerárquica en la concepción homeopática traducido a la vez en la riqueza de síntomas y sensaciones contenidas en las patogenesias, pero lo que es importante, “cualitativamente diversa” en sus modalidades particulares y modo de expresarlas o sentirlas. Esta es la  esencia diagnóstica y terapéutica de la homeopatía.
Sensaciones y síntomas relatados por cada paciente que quizás para un análisis,  o examen psiquiátrico no contengan  valor diagnóstico desde sueños, imaginaciones, percepciones particulares,  para la homeopatía pueden representar la posibilidad de dar con  el remedio adecuado que cure a ese paciente (psíquica y somáticamente).
El diagnóstico clínico de la nosografía tradicional de las enfermedades no se contrapone al diagnóstico homeopático, al contrario,  ambos son elementos que aportan al conocimiento que el médico homeópata necesita conocer del paciente.

El diagnóstico homeopático surge de los síntomas característicos del paciente, no exclusivamente de los de la enfermedad, y que por similitud patogenética estos síntomas resultan imprescindibles para encontrar  el diagnóstico de medicamento.

Muchas veces, pacientes que habiendo mejorado homeopáticamente profundos problemas vinculados al terreno psíquico, frente a un cuadro agudo transitorio dejan de lado el tratamiento homeopático por considerar que estos cuadros  no son abordados por la homeopatía. Todo contrario. Frecuentemente estas interferencias innecesarias, resultan   perjudiciales porque suprimen y hacen retroceder progresos substanciales conseguidos con el tratamiento homeopático de fondo.
Una muestra mas del fuerte arraigo de nuestra  cultura “psico-somática” disociadora.