La Homeopatía en Uruguay. Un poco de historia


 

Existió en Uruguay el antecedente de una cátedra de homeopatía en la Facultad de Medicina de la República en el siglo pasado, muestra de los tantos avatares, idas y contramarchas que sufrió esta concepción médica a lo largo de la historia también en nuestro suelo.
A modo de pequeña reseña histórica, los primeros conocimientos sobre la homeopatía  llegaron a las orillas del Plata y al Uruguay específicamente a mediados del siglo XIX,  como  resultado de la difusión  que en Europa, primeramente en Alemania y Francia, Samuel Hahnemann, había dejado en la atmósfera  de las generaciones  médicas de su época.
La difusión de la homeopatía tuvo en sus inicios importante auge tanto en Alemania, país de nacimiento  de Hahnemann ( Meissen 1755), como en Francia, especialmente en París, lugar donde residió sus últimos años,  continuando su extensa obra de investigación y práctica médica  hasta su muerte en 1843.
Hahnemann, como médico creador de un método de vanguardia, recogió fuertes adhesiones y seguidores entre miembros de las clases altas influeyentes de su época, intelectuales,  médicos,  asi como también una intensa confrontación y rechazo por parte del círculo médico dominante.
Por otra parte como suele suceder frecuentemente con  grandes descubrimientos o ideas, no todos los seguidores de Hahnemann  alcanzaron la comprensión cabal de sus enunciados y muchos contribuyeron a propagar nociones erróneas, administrando medicamentos homeopáticos bajo concepciones muy alejadas del pensamiento de su creador. Esto determinó el alejamiento de Hahnemann de muchos de sus seguidores especialmente en Alemania.
Las líneas conocidas como pluralistas o complejistas que administran varios medicamentos homeopáticos a la vez, representan ejemplos de prácticas distorsionadas que aplican sólo parcialmente la doctrina homeopática.
Lamentablemente estas prácticas han tenido (y tienen) bastante difusión . Ya en su  época, Hahnemann, alertó sobre las mismas y sentenció tenazmente hasta sus últimos días, el error de administrar varios medicamentos a la vez.

Los  médicos que trajeron inicialmente la homeopatía a estas tierras, practicaron en general una  homeopatía “no muy consustanciada”  en los principios doctrinarios originales, mas vinculada  a aquellas prácticas  que habían alcanzado cierto desarrollo en Europa durante el siglo XIX.
Los primeros dispensarios homeopáticos de los que hay conocimiento fueron creados en Montevideo y Buenos Aires en 1845 y 1846 respectivamente por un médico francés Guillermo Darrouzain, quien perseguido y encarcelado por el Consejo de Higiene del gobierno de Rosas terminó finalmente ejerciendo la homeopatía en la provincia Corrientes donde falleció en 1869. * (1).
En 1869 nace en Buenos Aires la primera  asociación homeopática argentina, la Sociedad Hahnemanniana Argentina.
Un pequeño librillo editado en Montevideo en 1873 titulado“Instrucciones para los enfermos que son tratados homeopáticamente en el consultorio filial del Instituto Homeopático de Brasil  dirigido por Santiago Estrázulas y Lama ( profesor de la Escuela y socio del Instituto Homeopático del Brasil, de Turín  y de la Sociedad Hahnemanniana de Buenos Aires)”*(2), muestra un antiguo  antecedente (posiblemente no el primero) del intento de la difusión de la homeopatía en nuestro país, así como también testimonia el desarrollo temprano de esta medicina en el Brasil.

El Dr. Augusto Turenne,  conocido y prestigioso profesor uruguayo de ginecología  escribe en 1946  un anecdótico trabajo sobre Historia de la Facultad de Medicina recogido en los “Archivos uruguayos de medicina y cirugía” (tomo XXVIII  Nº  5 y 6), titulado “Vida pasión y muerte de la Cátedra de Homeopatía de la Facultad de Medicina”.*(3)
Amparado en documentos recogidos de sesiones del Consejo de la Facultad, así como en Actas del Parlamento Nacional relata como bien señala el título de su trabajo, los pormenores sucedidos alrededor de la creación de una Cátedra de Homeopatía en el seno de la Facultad de Medicina, creada por Ley del 3 de febrero de 1881 e ingresada en el Presupuesto Nacional de ese año por el Senado de la República.
Dicha cátedra a la cual accedió como profesor de la misma  por concurso el Dr. Ramón  Valdez García sufrió los embates de una oposición cerrada por parte del grupo dominante de médicos alópatas integrantes del Consejo de la Facultad, que finalmente terminó por excluirla  del conjunto de las cátedras del alto centro de Estudios en el Presupuesto Nacional de 1886.
Recordemos que la Facultad de Medicina había sido creada  en Montevideo en 1875- 1876.
Por aquella época, la homeopatía gozaba de mucha popularidad a nivel del público en general como lo rescata el ánimo de  los propios parlamentarios del momento que tenían en amplio número simpatías hacia esta nueva medicina.
En 1882 reflejo de esta  situación  se funda en Montevideo la “Asociación Popular Homeopática”, presidida por el Dr. Hipólito Gallinal, asociación que nucleaba tanto a médicos como seguidores simpatizantes que acudían a atenderse en los consultorios de dicha institución, siendo integrada por  mas de 6900 socios, como lo señalan “las Memorias de la Comisión directiva de dicha asociación. *(4). La misma contaba además con corresponsales en un gran número de ciudades capitales del interior del país.
Existían por aquel entonces en Montevideo dos instituciones homeopáticas (casualmente al igual que en la actualidad), la Asociación Popular Homeopática, ya mencionada, y la Sociedad Homeopática Uruguaya de Beneficencia y Propaganda, las cuales decidieron unirse en una única asociación que las integrase denominándose “Sociedad Hahnemanniana Uruguaya de Beneficencia y Propaganda Homeopática”.
Podemos mencionar los  aportes realizados por el Dr.Valdez García en su libro “El consultor de la familia”, así como un pequeño librillo titulado “Resultado obtenido por los enfermos asistidos bajo el tratamiento homeopático”, en el que describe brevemente una estadística de casos atendidos en su consultorio durante su residencia en la ciudad de San José durante 1876 a 1877 .*(5).
Merecen destacarse la serie de  artículos publicados en el diario “La Razón” de Montevideo, entre 1892 y 1893 por el Dr. A. Fórmica Corsi, titulados “Para la propagación de la doctrina Hahnemanniana”, escritos con aguda inteligencia y claridad conceptual. *(6).


*(1).Dr. Gustavo Cataldi. Historia de la homeopatía argentina. Acta Homoeopathica Argentinensia. Nº 58
*(2) Del mismo nombre. Imprenta El Mensajero. 1873. Montevideo.(Biblioteca Nabcinal).
*(3). Del mismo nombre. (Biblioteca Nacional y Facultad de Medicina).
*(4) (Mdeo 1884, Biblioteca Nacional).
*(5) Del mismo nombre. (1877, Biblioteca Nacional).
*(6) Del mismo nombre. Imprenta De Dornaleche y Reyes. Montevideo 1893.


Nombres como los doctores Victor Rappaz, Barros Pimentel, Esteban Wonner son recordados con gratitud en las citas históricas de la época (posiblemente entre otros injustamente no mencionados).
La fuerte oposición mantenida hacia la homeopatía por los miembros representantes de la escuela médica alopática, detentora del poder mayoritario dentro del consejo de la Facultad  de Medicina, con una  creciente gravitación en el poder de los organismos del estado, fué  de un  hostigamiento permanente.  Veían en esta medicina una peligrosa competidora capaz de desplazar su lugar de privilegio, como “único e inapelable saber” médico. De este modo  fue relegada la homeopatía a un ámbito marginado de la esfera oficial, con todas las implicancias funestas que ello trajo aparejado.
Una medicina oficial que desmerecía con soberbia a la homeopatía,  mientras hacía ostentación de métodos que al día de hoy podrían catalogarse de gravemente iatrogénicos, como las sangrías, el famoso cedal con la provocación de infecciones cutáneas introduciendo en la piel cuerpos extraños “para eliminar enfermedades internas”, o las listas de  medicamentos netamente nocivos, de los cuales  la historia de la medicina ha llenado páginas enteras (y continua llenando), para citar entre otros.  Todas prácticas  que eran “moda” médica en la época, mereciendo la  aceptación y el respeto de toda una clase médica.
Cabe  citar el valioso trabajo de investigación histórica del profesor José Pedro Barran a cerca de la historia de la medicina en el Uruguay,  donde comenta documentadamente el  panorama médico del país desde las primeras épocas, y su evolución en el contexto histórico, social y político.

En este ensayo histórico describe  la gravitación que la clase médica ejerció tanto en la estructuración de los organismos sanitarios oficiales, desde el Instituto Nacional de Higiene, (predecesor del MSP), como en la mentalidad de la población, haciendo primar o imponiendo (drástica o sutilmente a través del rol privilegiado de “oficialidad”que otorga el lugar del estado), su posición unilateral respecto a  los temas de salud.
De este modo, a la vez, la  visión alopática.

Los esfuerzos por mantener viva la homeopatía en los comienzos del siglo XX en el Uruguay se debilitan perdiéndose en el hilo del tiempo los rastros de sus organizaciones e instituciones.
Persisten  escasos médicos homeópatas que aisladamente continuaron su tarea, así como prácticos no médicos que de algún modo, favorecidos por la marginalización de esta disciplina adquirieron ciertos conocimientos y participaron  en la difusión o vulgarización de una homeopatía que siguió concitando el interés popular, pero a la vez desprestigiada por las críticas de la oficialidad así como por distorsiones en su aplicación por manos no idóneas o seriamente formadas.
El nuevo y actual crecimiento de la homeopatía en Uruguay surge a mediados de la década de 1980 a instancias del interés de una nueva generación de médicos, recibiendo su formación  fundamentalmente de la prestigiosa docencia argentina, a cargo de la Asociación Homeopática Argentina y de la Escuela Médica Homeopática Argentina “Tomás Pablo Paschero”, así como de algunos miembros de la Escuela Mexicana de Homeopatía.
Actualmente existen dos instituciones homeopáticas en Montevideo, ligadas  en gran medida cada una de ellas a las escuelas argentinas que les dieron origen : la Asociación de Medicina Homeopática Uruguaya  y la Escuela de Medicina Homeopática Hahnemanniana del Uruguay. Ambas imparten actualmente cursos para la formación de nuevos médicos y veterinarios homeópatas y como instancia de postgrado exclusivamente para médicos y veterinarios graduados.
En mi caso, realicé mi primera formación como homeópata en la Asociación Homeopática Uruguaya.
Actualmente participo como miembro integrante de ambas instituciones.
Una mención  personal.
Mis padres, médicos psicoanalistas,  tomaron contacto con la homeopatía siendo yo un niño.
La convicción vivencial de la cura homeopática que sin quererlo, me transmitió mi madre, posiblemente marcó mi futuro.
Con admiración y afecto debo mencionar al Dr. Zalman Bronfman, a quien deba quizás que sea homeópata.